¿Pueden las baterías líquidas hacer posible el almacenamiento de energía a escala de red?
Una batería es un dispositivo eléctrico que consta de celdas electroquímicas, un cátodo, que es el polo positivo, y un ánodo, que es el polo negativo, que transforman o convierten la energía química almacenada en energía eléctrica. El almacenamiento de energía en red es el método de mantener la electricidad a gran escala dentro de una red eléctrica. Es un hecho que la electricidad no puede almacenarse literalmente como en el caso de las pilas ordinarias que retienen energía, por lo tanto lo que hace la red es que aísla o "esconde" la electricidad y sólo la libera bajo demanda.
A diferencia de la batería convencional, el componente clave de una batería líquida es el líquido, siendo las otras partes dos electrodos metálicos, que están en forma líquida, intercalando un electrolito de sal fundida. A continuación, un electrodo negativo flota sobre el electrolito, mientras que un denso electrodo positivo se encuentra en el fondo. La diferencia de composición entre los dos metales en estado líquido hace que se genere una tensión. La pila funciona a una temperatura de cientos de grados, lo que hace que su contenido permanezca en estado líquido.
La primera prueba de esta pila fue creada utilizando antimonio y magnesio con un electrolito salino por el profesor Donald Sadoway y su entonces estudiante de posgrado, David Bradwell. Una de sus ventajas es que apenas pierde capacidad de almacenamiento con el paso del tiempo, lo cual es una consideración importante para las entidades que adquieren equipos para que duren mucho tiempo. Además, su diseño a gran escala hace que se necesiten menos cables y conexiones, lo que reduce el número de posibles puntos de fallo.
En esencia, así es como funciona una batería líquida: la electricidad puede almacenarse cuando el nivel de producción es muy superior al de consumo y la energía almacenada se libera cuando el consumo supera a la producción. De este modo, la producción de electricidad no tiene que aumentar y disminuir drásticamente para satisfacer el consumo momentáneo, sino que se mantiene a un nivel más estable. La ventaja es que las centrales basadas en combustibles pueden ser más eficientes y funcionar fácilmente a niveles de producción constantes.
Estas baterías líquidas pueden utilizarse para aprovechar y almacenar las energías variables obtenidas de fuentes de energía intermitentes como la fotovoltaica y la eólica, ya que la energía obtenida de estas fuentes de energía intermitentes depende de la naturaleza; es decir, la cantidad de energía eléctrica producida varía con la estación, la hora del día y otros factores aleatorios como el clima. ¿Pueden las baterías líquidas hacer posible el almacenamiento masivo? Sí, pero el problema es qué rendimiento tendrán y cuál será su coste.